Esta fruta es conocida como pomelo y, es una fruta algo amarga surgida de la simbiosis de la naranja dulce y la pampelmusa de las plantaciones del mar Caribe. Se podría decir que, como la mayoría de los cítricos, es una fruta agridulce.
Desde su descubrimiento, se ha expandido mucho su consumo; consumiéndose fresca, cocida, o bien en jugos y otras preparaciones.
Actualmente, el cultivo comercial del pomelo, predomina en Estados Unidos, América del Sur e Israel.
El árbol del pomelo, es subtoprical, por lo que no tolera el frío y mucho menos las heladas. Además, es un árbol sensible al viento y requiere suelos arenosos y profundos para desarrollarse adecuadamente. Se recomiendan suelos sin caliza y sin alta salinidad.
Es decir, la temperatura ambiental idónea, debe ser necesariamente cálida para que se produzca la maduración del fruto. Además, la forma de este fruto va a depender en gran medida, a la humedad que hay en el ambiente: los pomelos de zonas tropicales tienen forma aplanada, mientras que, los pomelos cultivados en zonas áridas, son más esféricos, siendo similares a la naranja.
El pomelo es un hesperidio, respecto hasta 15cm de diámetro. Está cubierto de una cascarilla gruesa, sustanciosa, despegada del endocarpio, de color amarillo o bien rosado, con glándulas oleosas pequeñas y muy aromatizadas.
Las semillas son escasas, y en España no existe un gran cultivo de pomelos, ya que, generalmente se importa de lugares como Estados Unidos. Como hemos comentado anteriormente, esto es debido a que es un árbol muy sensible que necesita unas condiciones climatológicas muy específicas.